Los hijos

Violencia es mentir

Robocops. La pacífica reacción de los artistas dejó en ridículo al impresionante operativo policial

Armas de fuego, bastones y todo tipo de protecciones se quedaron con las ganas. Simplemente, no fueron necesarios. El martes por la mañana, cuando la demolición ya era un hecho, los periódicos señalaron que el desalojo fue pacífico. No hubo disparos, ni gases, ni piedras, ni nada de lo que les hubiera gustado. Pero sí violencia. El llanto de los que veían caer el techo de su casa fue violento. El silencio inmutable de los Mossos fue violento. Y violenta es, también, la especulación inmobiliaria y la connivencia del gobierno. ¿Qué motivó el desalojo de La Makabra? ¿Quiénes están implicados? ¿Cuál es su objetivo?. Carlos "El Indio" Solari, músico y gran poeta argentino, ha dicho que "violencia es mentir". Pero se sabe que la mentira tiene patas cortas, y que muy lejos no puede llegar. Las armas y los bastones, garantes del engaño, esta vez se quedaron con las ganas.

Los vecinos

Ante el atropello que supuso la abrupta irrupción de la policía, la Associació de Veïns del Poblenou criticó "la forma en cómo se produjo el desalojo La Makabra, sin previo aviso, y con un procedimiento por vía penal, como si las personas de este espacio fueron delincuentes". La asociación vecinal se sumó además a las críticas de Jordi Juanet, presidente de la Associació Catalana de Circ y de los mismos integrantes de La Makabra, que señalan la incapacidad del Ajuntament para "promover la vivienda social" y ofrecer espacios culturales autogestionados para los artistas de la ciudad.
Por otra parte, en declaraciones a la agencia EFE, Alex, vecino del centro social en el barrio de Poblenou, destacó la tranquilidad de la convivencia en la ex fábrica Giralt y señaló que "si venía algún incívico que causaba problemas, ellos mismos lo expulsaban".
Consumado el desalojo, las acciones se trasladaron a la plaza Sant Jaume, donde unas 400 personas se manifestaron pacíficamente contra la clausura del centro social recuperado. Como medida de protesta, los artistas no dudaron en mostrar lo que mejor hacen y más les gusta. Fanfarria, malabares y acrobacias convirtieron a la plaza en un circo ambulante, ante la muda mirada de un buen número de efectivos policiales.

Fuentes: 20 Minutos Barcelona, Terra.es y Agencia EFE

La jueza

Lo atamos con alambre. Los artistas de La Makabra no fueron avisados del desalojo con anticipación y se organizaron rápidamente para improvisar la evacuación del edificio.

Horas después del abrupto desalojo de La Makabra, la jueza implicada en la causa, Eugenia Canal, declaró en un comunicado oficial que no fue avisada por los Mossos acerca de las acciones que llevaron a cabo el lunes por la mañana en el edificio de la calle Tánger. Los periódicos catalanes informaron que Canal reconoció el acuerdo de preaviso al que había llegado meses antes con el abogado Luchetti, pero atribuyó su incumplimiento al accionar de los Mossos de Esquadra y declaró que sólo tomó conocimiento de los hechos a través de la prensa.

La velocidad con que se desarrolló el desalojo obligó a los artistas de La Makabra a improvisar la evacuación del edificio y el retiro de sus objetos personales y elementos de trabajo. Caravanas, coches, bicicletas, carros de supermercados, todo sirvió para salvar sus tesoros del derrumbe.

Luego, alguien ofreció una furgoneta y otro una nave para llevar las cosas. La Makabra demostraba ser mucho más grande que los 6000 metros cuadrados de la ex fábrica Giralt que la había alojado durante los últimos seis años.

Fiesta en la calle

Los artistas de La Makabra permanecieron durante todo el día en la calle mirando su casa a través del cordón policial formado en la esquina. A pesar del dolor y la bronca, muchos eligieron enfrentar el momento con música y arte. Hubo percusión y baile, además de pintadas de todo tipo. "Arte de vivir", "Sólo le pido a Dios 1 techo", "Si vivir es un lujo, okupar es un derecho", y "No paren la música, no paren el arte, no paren la vida. Paren el desalojo" fueron algunas de las consignas pintadas.

Malas noticias

Tristeza. Una de las reuniones improvisadas de la tarde entre el abogado y los habitantes de La Makabra. Esta vez iba en serio.

El abogado del colectivo social multicultural, Antonio Luchetti, les comunica a los chicos que la orden de la jueza y el permiso de demolición son válidos. Lo único que no se ha respetado es el acuerdo de avisar con no menos de 48 horas de anticipación al desalojo, pero lo hecho, hecho está. Indignación, asombro, incredulidad general. Mientras tanto, las grúas y palas mecánicas se ponen en marcha en la puerta de La Makabra. Cuando Antonio se queda solo, una chica se le acerca y él, en grave catalán, le dice algo así como "El espíritu de La Makabra sois vosotros, no unas piedras que se caen". Son casi las 5 de la tarde y se ven las luces amarillas de las grúas por las ventanas de la sala de circo.

Calles cortadas

Contraste. La imagen del Mosso evasivo hace de violento fondo para la de los okupas que lo miran fijamente.

Los Mossos bloquearon la circulación en la calle Tánger y desalojaron a los habitantes de La Makabra, sin darles tiempo a retirar sus pertenencias del eficio. Una grúa retiró los coches y caravanas que no habían sido sacados a tiempo, y muchas personas dejaron dentro del edificio objetos personales que luego no pudieron recuperar. La policía formó un cordón en la esquina de Tánger y Álaba y sólo permitió el acceso al edificio de algunos habitantes, para casos puntuales, y acompañados en todo momento por agentes de los Mossos. "Sólo cosas personales", aclaraba el oficial al frente del cordón humano azul. Un tío se acercó y le dijo que adentro tenía sus libros y que quería entrar a buscarlos. "Libros no, sólo cosas personales", replicó increíblemente el Mosso.

Desalojo

Casa tomada. Los Mossos de Esquadra se apostaron en la puerta principal de La Makabra, esquina de las calles Tánger y Álaba.

El pasado lunes 21 de noviembre, poco después de las 7 de la mañana, un equipo de los Mossos de Esquadra ingresó violentamente al CSO La Makabra con la orden indeclinable de proceder a su desalojo y posterior demolición.